21 octubre 2012


Nada. Sólo de nuevo esa sensación de vacío permanente, vacía como la cerveza que se estruja hasta la última gota al saber que es la definitiva de la noche. Llevándote cual medalla de guerra la etiqueta del botellín.

De la nada… Salir de un piso con un rastro de tristeza interno, queriéndolo disimular con sonrisas de grandeza para no pensar.

Algo, ese algo que siempre hace daño, esa palabra, ese comentario, ese recuerdo que te quema y que no sabes por qué.

Acabado, abatido en un sofá, pensando que otras cosas de provecho hacer, pero ninguna te parece tan provechosa como para dejar de imaginar cosas… Esas cosas que provocan un sentimiento más fuerte que el amor, más fuerte que el odio…

El miedo a pensar, a quedarse solo imaginando un mundo que ni al mismísimo Lewis Carroll se le hubiera ocurrido.

Y te levantas una mañana, con la almohada llena de babas, esperando que ese dolor de cabeza que tanto te es familiar borre el miedo a volver al presente, te lleve a aplicar la frase “el pasado hay que dejarlo atrás”, y dejarlo sólo en eso… 

En recuerdos, en medallas colgadas a demérito, en cosas que pasan.


5/5/10

1 comentario:

  1. Hola Vera ^-^ Soy Elena de tu clase de bio
    he visto que tienes un blog asi que no he dudado en seguirte!

    Un abrazo!

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